Prueba a satsujin

Llegaba al pico de un gran saliente de rocas, en el que frente a el se mostraba otro saliente, como un valle, sin embargo era los picos de dos pequeños montes. A su alrededor se observaba arboles y bajo el monte. A lo lejos se apreciaban distintos lugares y el mito de la luna era cierto... En ese monte nunca hay Sol, siempre hay una luna.

-Este es el monte "Vista de Luna y Lobo"... Nunca pensé que llegara a ser tan bello.

En ese momento me senté justo en el saliente, mirando la bella luna que iluminaba las hiervas de aquel monte bajo. También se escuchaba un delicioso viento soplar sobre las hiervas y sentirlo rozar los cabellos. En ese momento, solté el paipai Uchiha, me incomodaba para tumbarme y relajarme un rato, desconectando de las misiones y los problemas. En ese momento, noté una presencia extraña y suspiré fuertemente, tras ver que no se podría descansar tranquilamente.

-Uff... ¿Quién viene?

Una silueta se empezaba a acercar cada vez más al Uchiha, con pasos lentos y silenciosos, una joven figura, pequeña, parecía un niño a simple vista, y así lo era. No midiendo más de 1.40mts, ni pesando más de 38KG. Se acercó al Uchiha, observándole con curiosidad, pues nunca antes había visto a nadie que fuera exterior de su aldea, o tal vez podía ser alguién dentro de la aldea, pero lo que era seguro es que Satsujin conocía a todos los ninjas de su aldea, y nadie tenía los rasgos físicos de aquella persona, el cual se encontraba acostado y cómodo, apoyado en el suelo, relajado y tranquilo, sin tener problemas, pero ¿cómo reconocería a un ninja que descansaba a las afueras de una aldea desconocida? no tenía sentido, ya que era seguro de que sería un ninja de aquella aldea, pero no dejaba de ser un extraño. - Aléjate de mis territorios. - Mencionó con un tono leve e intimidamente, sin dejar de observar al desconocido. Llamaba a aquel monte su territorio, aunque estuviese en territorios del país de la tierra, ya que siempre solía siempre venir y observar la luna, recordando todos los momentos el cual ha pasado por su vida, era impresionante, pues se colocaba el reto cada 15 días de salir de su aldea y viajar corriendo el riesgo de ser atacado por bandidos y ninjas, recorriendo el país de la tierra, hasta llegar a su montaña, afuera de Iwagakure, una aldea que se especializaba en el Doton.

Estaba dispuesto a pelear contra el desconocido si no se retirara, sea quién fuese, pelearía por su montaña, no dejaría que nadie sin permisos entrara a unos de sus lugares favoritos, le incomodaba pensar relajado al lado de un hombre, y eso le hacía un problema. En el aire se olía desafío por parte del niño, el cual era sorprendente que a tan corta edad podía tener aquella actitud desafiante y competitiva, no era nada típico de un niño, y menos de un estudiante, se suponía que en la academia le enseñaban modales y evitar esas actitudes, pero Kirigakure era una aldea diferente a todas las demás, y era normal que todos los ninjas de ésta tuvieran esa actitud, por esto, el gran respeto a la aldea por parte de otras aldeas.